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PERSPECTIVA DE GÉNERO EN EL IPN COMO FORMACIÓN INTEGRAL DE UNA COMUNIDAD AL SERVICIO DE LA PATRIA.

Es evidente la concepción que ha proyectado el IPN como una institución de educación pública que, a lo largo de sus 79 años de vida, se ha convertido en un factor decisivo en el desarrollo del país tanto por su destacado desempeño en la investigación y los avances científicos y tecnológicos, que se han constituido en aportes que le han valido reconocimiento a nivel internacional.

En sus 99 unidades académicas y de apoyo, además de sus centros de Investigación distribuidas en 21 entidades federativas, el IPN oferta más de 220 programas académicos para el nivel medio superior, superior y posgrado, atendiendo para el ciclo escolar 2015–2016 a más de 180 mil estudiantes en modalidad escolarizada y no escolarizada, quienes reciben una formación técnica especializada en tres ramas del conocimiento: Ingeniería y Ciencias Físico–Matemáticas; Ciencias Sociales y Administrativas; Ciencias Médico–Biológicas. Además, el Instituto está conformado por más de 27 mil trabajadores y trabajadoras y más de mil pertenecen actualmente al Sistema Nacional de Investigadores (SNI), de los que un tercio está conformado por mujeres.

Hablar del papel que han ejercido las mujeres dentro del IPN no ha sido fácil, inclusive desde su propio origen y concepción educativa conformada en el año 1936 por un destacado grupo de ingenieros y con el apoyo del entonces Senador de la República, Juan de Dios Bátiz Paredes, y del General Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de la República, quienes apostaron por una institución que respondiera a las necesidades de un país inmerso en el proceso de industrialización acentuado dos años más tarde por la materialización de la expropiación petrolera, y en donde la participación de estudiantes mujeres en las aulas politécnicas era prácticamente nulo e inconcebible. Actualmente, casi el 40 por ciento de la población estudiantil lo conforman mujeres e, inclusive, son mayoría en algunas carreras.

Más aún, la presencia de las mujeres en el IPN ya no solo se reduce a las aulas, sino que se ve reflejada en la excelencia y comprobada capacidad de las egresadas, investigadoras, funcionarias y profesionistas, en los diversos campos del conocimiento.

Este panorama es sólo un claro ejemplo de que, desde hace poco más de medio siglo, las mujeres han venido accediendo a los mismos niveles de formación académica que los hombres, de manera que actualmente se incorporan de manera masiva al mercado laboral y al trabajo remunerado, participando activamente en el desarrollo de la sociedad y, en el caso de las instituciones educativas, en la construcción del conocimiento científico.

Si bien el Instituto Politécnico Nacional se distingue por sus contribuciones a la investigación científica y al desarrollo tecnológico de nuestro país, también se ha consolidado como una institución comprometida con la promoción de una cultura de igualdad, respeto y buen trato entre mujeres y hombres de su comunidad.

Debe reconocerse que en esta tarea ha contribuido de manera importante el Gobierno de México, que ha suscrito diversos acuerdos internacionales, tales como la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer “Convención de Belem do Pará”.

De ahí que los principios de igualdad de género se encuentren actualmente reconocidos en los Artículos Constitucionales 1º y 4º1, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Regresando al Politécnico, con base en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 y el Programa Nacional para la Igualdad de Oportunidades y no Discriminación contra las Mujeres 2013-2018 (PROIGUALDAD), se ha incorporado la perspectiva de género como un enfoque transversal en su Programa de Desarrollo Institucional, y como un principio esencial en los planes, programas, acciones y políticas que permitan contribuir a la igualdad de oportunidades y de trato entre mujeres y hombres, al rechazo a estereotipos tradicionales y a la erradicación de cualquier manifestación de violencia.


Este importante logro es apenas el inicio de un largo camino por andar y que al avanzar irá sumando acciones de mayor alcance e impacto. Sólo así, de manera conjunta, lograremos vivir en un entorno de pleno respeto a la condición humana.

Para consulta e información:

http://www.ipn.mx
http://www.genero.ipn.mx
http://www.genero.ipn.mx/Conocenos/Documents/MemoriaPIGPG.pdf




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